1 Reyes 11
Los excesos se convierten en adicciones, y las adicciones controlan a la
gente para hacer sinrazones aunque fueran muy sabios. Eso exactamente es lo que
le sucedió a Salomón. Sus excesos le desviaron el corazón, y Dios castigo su
infidelidad a él con la perdida de la mayor parte del reinado tan pronto como
en la siguiente generación. No importa cuán sabios pensemos que somos,
guardemos nuestro corazón y siempre obedezcamos las instrucciones de Dios.
1 Reyes 12
Es un claro ejemplo de lo que ocasionan los malos consejos y la
ambición. Pero no hay mal consejo que pueda causar daño a menos que se siga, y
tanto como Roboam primeramente como Jeroboam hicieron lo mismo. El primero para
perder buena parte del reino heredado, el segundo para ser un mal líder que
llevo a mucho pueblo a la idolatría, por temor a perder lo que era suyo porque
Dios se lo había dado, es decir el reino.
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