Deuteronomio 11
No hay alternativa ante la verdad de que amar a Dios es obedecerle. Lo
dice el mismo y esa es su expectativa. Me imagino que muchos de ustedes tienen
hijos o sobrinos, y que a veces le dan una indicación de no tocar o tomar algo
porque sabemos que se pueden ensuciar o lastimar. Acordémonos de como a veces
no lo hacen, y ante nuestra corrección dicen te amo o te quiero mucho. ¿Qué pensamos?
O a veces hasta decimos. Si me amas obedéceme. Ni siquiera estamos pensando en
que queremos sentidos amados por ellos, pero pensamos en que queremos
protegerlos y como resultado esperamos que las cosas les salgan bien. Este
capítulo les expone a los Israelitas ante la verdad de que la bendición y la
maldición están delante de ellos.
Deuteronomio 12
Los lugares o territorios que estaban por entrar a conquistar o poseer
estaban poblados por gente con costumbres religiosas que estaban cargadas de
brutalidad y perversión. Se llevaban a cabo sacrificios humanos e incluso de
sus propios hijos. En ese contexto, Dios se había mostrado a su pueblo como un
Dios bondadoso que nada tenía que ver con los conceptos de dioses que tenían
estas naciones. Fue importante para Dios, establecerles un modelo de adoración
diferente, en donde veo que ir al lugar que Dios había elegido para su
alabanza, ofrendas y sacrificios es sumamente importante. Algo que aprendo, es
que Dios está interesado en la adoración como colectividad, no la remplaza por
el contrario la enfatiza. De modo que congregarse, que es el equivalente a lo
que antes era asistir al lugar donde estaría el arca, es hoy algo importante en
nuestro modelo de adoración.
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