Deuteronomio 27
Al entrar a la tierra
de la promesa, lo primero que tenían que hacer era levantar un símbolo que les
recordara los mandamientos que deberían de regirles como pueblo. Siempre
hagamos algo que nos recuerde de un momento de encuentro con Dios, de pacto o
en el cual nos comunica una palabra personal que marca nuestro destino. Después
de ello, viene la declaración de ellos con la cual convienen en que aquel que
incumpla esta ley será maldito. Es muy fuerte pero es una declaración que
cierra el acuerdo con sus respectivas consecuencias. A ello hace referencia
Pablo cuando habla de la maldición sobre todo aquel que quebranta un
mandamiento.
Deuteronomio 28
Una descripción muy
gráfica de lo que implica la maldición a lo que se harían acreedores por
negarse a obedecer los mandamientos que habían aceptado cumplir, les deja claro
a lo que se atenían. La otra descripción la de la bendición, mucho más corta
pero motivante. Estas cosas se cumplieron cuando Israel respectivamente cumplió
su pacto y lo quebranto.
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