Génesis 25
Abraham tiene más
descendencia, a través de su siguiente esposa. Muchos son los hijos de Abraham,
que no entraron en la promesa, aunque también fueron bendecidos. Abraham antes
de hacer heredero a Isaac da regalos y manda lejos a los otros hijos, asegurándose
del bienestar de su hijo de la promesa.
Ismael también tiene una
descendencia poderosa, y desde el principio una descendencia hostil con sus
hermanos y vecinos, tales características persisten en los descendientes que quedan.
Cuando muere Abraham
curiosamente son Ismael e Isaac juntos, quienes lo entierran.
Isaac clama a Dios y él
le responde permitiendo a su esposa Rebeca tener hijos. Comienza un nuevo capítulo, el del hijo mayor
que es “desechado “para que herede el menor. Pero también la del hijo menor que
desprecio la herencia y no la pudo recuperar. Isaac fue astuto y supo negociar,
pero también fue visionario y amo la bendición aunque en ese momento implicaba
solo palabras.
Génesis 26
Isaac repitió el error
de su padre Abraham, y Dios tuvo misericordia también de él, a pesar de sus
errores. Podemos tomar de este pasaje, el aprendizaje de como nuestros malos hábitos
son aprendido, imitados, y de alguna manera heredados a nuestras generaciones,
especialmente si no trabajamos en superarlos.
Abimelec se siente ofendido
por la falta de sinceridad de Isaac, independientemente de que esta fuera
basada en temor. Dios sin embargo actúa a favor de Isaac y le da gracia ante
Abimelec, de tal manera que llegan a hacer un pacto. Después de dicho pacto
surgen altercados entre sus siervos, que al final se solucionan gracias a la
paciencia y tolerancia de Isaac, que da nombre al pozo por el cual no hay más
pleito en honor a Dios por haberle permitido tener paz.
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