Génesis 45
Cuando José se da a
conocer a sus hermanos no puedo parar de imaginarme la preocupación inicial de
los mayores de ellos. Pero conforme él va hablando más, y después de verlo
llorar y besarlos de alegría, una vez que les ha dicho que el ve la mano de
Dios para bien en medio el mal que ellos le hicieron, se sienten en confianza.
José no pudo
contenerse y está deseoso de ver a su padre. Así que con la anuencia de Faraón
se lleva a cabo un viaje para traerlo. También es difícil imaginar cómo se sintió
Jacob al enterarse. El hombre casi derrochaba amargura en aquel momento de su
vida. Pero recobró ánimo al saber que tenía de vuelta a su hijo que había estado
muerto por tanto tiempo.
Génesis 46
Jacob quiere ver a su
hijo José, pero debe tener sus dudas. Me imagino que por su mente cruzaba que
si se iba, no sería posible que su descendencia heredara la tierra de Canaán.
Pero como el había aprendido, ofreció sacrificios a Dios. El resultado fue que
Dios le hablo de que era su voluntad que fuera a Egipto. El plan para nación de
Israel ya estaba trazado.
Los descendientes de
Israel que llegaron a Egipto contando los hijos de José, pero no contando a las
nueras de Jacob son 70.
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