miércoles, febrero 10, 2016

Éxodo 23 y 24

Éxodo 23
La última parte de este capítulo habla de las promesas de bendición para el pueblo de Israel, si ellos permanecían sirviendo solo al Señor, y destruyendo toda imagen e ídolo que se encontrara en los lugares a los que iban a dirigirse para hacerlos su heredad. Pero no sólo se trataba de derribar ídolos físicos, sino de establecer principios y normas morales de la mayor calidad en un pueblo que estaba llamado a ser ejemplo a las naciones. Es por eso que al principio de esta parte se habla de normas de integridad moral alta tales como el testimonio declarado con veracidad, el cuidado o atención ante los bienes ajenos, entre muchos otros. También la celebración de los festivales establecidos para el pueblo de Dios, implicaban un recordatorio constante de que es necesario tener tiempos de dedicación a Dios. Aprendamos del orden y de la medida de integridad que se exigía al pueblo escogido del Señor.

Éxodo 24
Dios se manifestó a su pueblo de una forma muy similar a como lo hizo antes con Moisés. Es claro que Dios quería mostrarse a todos, pero no todos estaban dispuestos. En esta parte vemos cómo se lleva a cabo un pacto, en el que el pueblo se comprometió verbalmente a obedecer a Dios. Un grupo significativo de líderes incluso comió en presencia de Dios, y por presencia de Dios se describe una manifestación sobrenatural innegable.  La comunión con Dios no es concedida como un privilegio de unos cuantos, sino que reiteradamente Dios nos hace ver que es su deseo para cada uno de nosotros

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