Éxodo 33 y 34
Prácticamente se
tienen que leer y entender juntos, porque son parte de una larga conversación
entre Moisés y Dios.
Nos deja varias
lecciones, entre ellas, la de que Dios no se complace con compartirnos, nos
cela y aborrece todo aquel que pone a alguna otra cosa en el trono de su vida o
en el lugar de adoración. El grado al que nos cela puede causar que el aleje su
presencia de forma definitiva. Moisés sin embargo había complacido a Dios, y
ahora Dios le ha mandado decirle al pueblo que él no ira con ellos, pero a la vez,
le dice a Moisés que estará siempre lo acompañara. Otra cosa importante que
prendemos es el poder de la intercesión de un justo. Moisés logra convencer al
Señor de que vaya con ellos. Lo hace en medio de una interesante conversación
en donde confirmamos el especial agrado a Dios que causaba Moisés y en la cual
le pide esté último al Señor que le
muestra su rostro, su gloria. Dios de manera increíble accede a mostrarse a Moisés,
aunque cubriéndole, protegiéndole y mostrándole solo su espalda. Finalmente
Dios le recuerda la importancia de que los Israelitas no se mezclaran con los
habitantes de la tierra en la cual entrarían, ya que esto causaría la apostasía
de la nación.
El enfoque en el
Señor, se mantendría con la ayuda de la celebración de tres festivales anuales
dedicados a Dios y la preservación del día sábado como un día dedicado al
descanso y al Señor.
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