Éxodo 7
Comienzan las plagas
como manifestación del despliegue del poder de Dios. Desde esta plática previa
a las plagas con el faraón, los encantadores hacen uso de sus prácticas con el
objeto de replicar las señales que Moisés y Aarón hacían y minimizar el impacto
de estas sobre faraón. El resultado es un faraón que no deja ir al pueblo.
Aprendemos que el enemigo siempre será un imitador, un falsificador del poder
que Dios tiene. La primera plaga debido al orgullo egipcio les da en su
vanidad, porque se quedan sin agua y tienen que soportar el horrible olor a
sangre en su río predilecto, el que adoraban como a un Dios.
Éxodo 8
Las ranas, que también
ocupaban un lugar de veneración en la cultura Egipcia, fueron sujetas a la
orden de Dios y se convirtieron en la segunda plaga que azoto Egipto.
Los mosquitos son tan
pequeños pero tan molestos y fueron la
tercera plaga. La plaga que no pudieron imitar con sus
encantamientos, los egipcios, aun
después de que Moisés oró y la plaga se detuvo, faraón endureció su
corazón y tuvo que venir la cuarta plaga, la de tábanos. Esta fue la primera
que solo cayó sobre egipcios pero no sobre la región de Gosén en donde vivían
los hijos de Israel.
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