lunes, mayo 30, 2016

Amos 1 y 2

Amos 1
En medio de unos tiempos que fueron realmente difíciles para la historia de Israel, en buena parte por los malos liderazgos de sus reyes, Dios da una palabra que suena a justicia para su pueblo. En ella pueblos fuertes como Edom, ciudades como damasco, vecino tan cercanos como filisteos y los de Gaza, son juzgados y Dios determina que recibirán castigo por sus abusos contra su pueblo. Recordemos siempre que aunque observemos injusticia a nuestro alrededor, esta llegará a su fin alguno día, y el Señor les tomara cuentas a todos.

Amos 2
La plomada también viene para los parientes de Israel, los moabitas. Pero Dios es Dios de justicia, y los de Israel y Judá no se quedan libres de las consecuencias de la injusticia en su tierra, de la desobediencia a los principios de Dios, de incitar a los nazareos a tomar vino, es decir a los que estaban comprometidos a no hacerlo, de ser ingratos después de todo lo que el Señor había hecho con ellos, y de incluso perjudicar a sus propios hermanos y oprimirlos siempre que podían.

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