Amos 1
En medio de unos tiempos que fueron realmente difíciles para la historia
de Israel, en buena parte por los malos liderazgos de sus reyes, Dios da una
palabra que suena a justicia para su pueblo. En ella pueblos fuertes como Edom,
ciudades como damasco, vecino tan cercanos como filisteos y los de Gaza, son
juzgados y Dios determina que recibirán castigo por sus abusos contra su pueblo.
Recordemos siempre que aunque observemos injusticia a nuestro alrededor, esta llegará
a su fin alguno día, y el Señor les tomara cuentas a todos.
Amos 2
La plomada también viene para los parientes de
Israel, los moabitas. Pero Dios es Dios de justicia, y los de Israel y Judá no
se quedan libres de las consecuencias de la injusticia en su tierra, de la
desobediencia a los principios de Dios, de incitar a los nazareos a tomar vino,
es decir a los que estaban comprometidos a no hacerlo, de ser ingratos después de
todo lo que el Señor había hecho con ellos, y de incluso perjudicar a sus
propios hermanos y oprimirlos siempre que podían.
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