Jueces 3
Otoniel y Aod fueron dos caudillos usados por Dios.
Cada uno se levantó en su momento para liderar un movimiento de liberación.
Siempre estos hombres fueron llamados y llenos del Espíritu por Dios, quien los
usaba como respuesta al clamor del pueblo. Si bien aprendemos de estos hombres
la valentía y el arrojo que se necesita para enfrentar a un enemigo, nada de
ello hubiera sido necesario si el pueblo hubiera sido fiel a Dios. Sus uniones
con los pueblos de la región y especialmente al formar matrimonios con ellos
causo un daño que Dios le había anticipado que sufrirían. Con Dios no hay
juegos, y como dice el dicho sobre aviso no hay engaño.
Jueces 4
Débora es una mujer
que ocupo un lugar importante, prácticamente como el de un juez. Es probable
que su don profético le fue dando ese lugar en Israel, ya que no era común ver
una mujer ocupando posición alguna de liderazgo. Pero más importante es que fue
una mujer de carácter, ya que en una época en la cual las mujeres no iban a la
guerra ella acepto acompañar a Barac.
Este hombre es llamado a traer libertad de su opresión a Israel, pero el
pide a Débora que le acompañe. Ella le anticipa que no se llevaría la gloria de
la victoria sino que se la llevaría una mujer. Aquí me parece importante la
función y honor de las mujeres en medio del pueblo de Israel, en una época en
donde no era común en ninguna cultura.
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