Miqueas 6.
Dios ha sido bueno con nosotros como lo fue con su pueblo. El nunca nos ha fallado, antes bien nos ha rescatado de Egipto. Dios nos recuerda estas cosas y como a Israel nos dice que no tenemos pretexto para no hacer su voluntad. Desde los tiempos de Miqueas hasta hoy hay muchas personas están preguntando qué es lo que Dios quiere de ellos. Sin embargo lo que es obvio no lo han hecho, no abandonan cosa que ofenden a Dios. Cosas como tener otro objeto de su adoración, cosas como influenciarse por las cosas de este mundo desordenando sus prioridades, cosas como oprimir a los pobres, ser ambiciosos y abusar de los empleados. Dios dice que espera de nosotros como de ello: Hacer justicia, amar misericordia y ser humildes ante él.
Miqueas 7.
Encontramos tres mensajes aquí. El desenmascaramiento de los gobernantes corruptos y los jueces. ¡Qué tiempos tan parecidos a los que vivimos hoy vivió Miqueas! Extorsiones, injusticia por sobornos y todo tipo de corrupción. La corrupción del pueblo es reflejo de la de sus gobernantes y viceversa. La población es infiel y desean tanto las cosas materiales que están dispuestos a traicionar a su propia familia, a los esposos a las nueras etc.
El segundo es una expresión de la confianza en Dios del profeta en cuanto a que recibirá justicia. Pero también implica que se confirma el juicio para su pueblo así como su postrera restauración.
Y el tercero es una declaración profética -oración intercesora del profeta que en fe ve a su pueblo amablemente pastoreado por Dios. El conocía el carácter misericordioso de Dios y apelaba él.
Debemos amar a nuestro pueblo e interceder como Miqueas.
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