Romanos 15.
El llamado no es a darle gusto a todos, sino a tener consideración con los débiles no haciendo cosas que les causen tropiezo. Esta madurez consiste en renunciar a tus propios derechos con tal de que alguien crezca espiritualmente. El contexto en el que se habla de esa sensibilidad al débil es en el de un Dios que quiere hacer su pueblo a gente de todas las naciones. Pablo compartió a los gentiles por todo lugar en donde anduvo, bajo el principio de compartir a quienes no se les había compartido. El apóstol se propone ir a visitarlos además de que les avisa que estará haciendo labores en otros lugares antes de llegar. Es interesante la sencillez con que pide oraciones por el mientras comparte en otras regiones. Esto habla de la humildad de Pablo.
Romanos 16.
Pablo saluda de manera cuidadosa a las personas de la congregación a la cual se dirige. Aunque su enseñanza es desafiante, el tacto con los hombres no se pierde. Decir la verdad no es algo que esta pelado con los modales. Pablo también advierte sobre los que hablan de una forma que hoy llamaríamos “lambisconería” y dando por su lado pero que tienen un motivo ulterior. Llevarte a su propio ministerio. Dios está obrando poderosamente y Pablo se despide en esta carta dando alabanza a Dios por lo que él hace en cada creyente.
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