martes, noviembre 01, 2011

Hechos 1-4. Poder para comunicar las buenas noticias.

Hechos 1.
El mismo Pedro a quien Jesús le encarga pastorear sus ovejas, comienza a actuar con audacia. Habla lleno de sabiduría de Dios y después de haber recibido la promesa del Espíritu Santo y antes de continuar con las cosas encomendadas obedece. Obedece a la palabra buscando un sucesor y sustituto de Judas, el que se perdió. Es así como Matías es elegido por Dios como el siguiente apóstol. Ocurrió en un contexto de unidad y de oración de los apóstoles.
Todo esto
Hechos 2.
Todos los creyentes que había hasta entonces no eran muchos, 120. Pero estaban unidos en el mismo lugar a vimos que habían estado orando, como Jesús les había indicado. Entonces descendió sobre ellos el poder del Espíritu Santo con señales visibles, como las llamas de fuego y los idiomas que les fueron dados para hablar, que no conocían. Los extranjeros quedaron asombrados y entonces Pedro se levanto. Es asombrosos lo que Dios hace a través de su espíritu en un hombre que hace días negó a sus Señor. Ahora predica con audacia y se conviertes al menos 3000 en una sola predicación. ¡Aun no ocurren milagros! Y ya fueron alcanzados miles. Pedro los llevo a través de palabras proféticas del antiguo testamento a reconocer quien había sido Jesús.
Estos nuevos creyentes tienen una unidad y una confianza unos en otros que es verdaderamente admirable. Alababan, adoraban a Dios, convivían, comían juntos y se disfrutaban mutuamente. Bajo la dirección del Espíritu ocurren cosas maravillosas.
Hechos 3.
El primer milagro registrado después de la ascensión de Jesús es este. Llevado a cabo por el apóstol Pedro. Sano a un paralitico de más de 40 años. Ya lo había visto antes porque era su costumbre ir al templo la hermosa. Así que ese día Pedro con mucha fe se atrevió a declarar la sanidad y este la recibió. Eso causo un gran impacto. Ese impacto sirvió para compartir a Jesucristo y no para atribuirse poder o gloria algunos. El mensaje de la humildad había sido bien entendido por los apóstoles. Ahora aprovecho la atención obtenida para predicar a todos los que se acercaron. Si por morbo o por asombro eso no importaba, debía de aprovecharse la oportunidad. Les hablo de las promesas acerca de la venida de Jesucristo desde Samuel y Moisés. Además les dijo que la bendición de Jesús era primeramente para ellos como descendientes de Abraham.
Hechos 4.
Si bien los sacerdotes y algunos de los de la guardia detuvieron a Pedro y Juan para ponerlos en la cárcel, los conversos crecieron hasta 5000 aquel día.
Aunque los líderes religiosos y sus autoridades detuvieron a Pedro y querían hacer preguntas con el fin de detenerlos, no lo lograron, la inspiración del Espíritu Santo llevo a Pedro a citar la palabra de Dios mientras predicaba a Jesucristo como único salvador. El asombro por la forma en que hablaban Pedro y Juan causo tal asombro que tuvieron que pensar bien su decisión.
Declararon públicamente frente a los religiosos que Jesús había resucitado y nadie se atrevió a negarlo.
Las señales causaban un impacto único, las multitudes alababan a Dios y creían en Jesús, ante tanta gente, los religiosos no podían actuar arbitrariamente, sin embargo amenazaron a los discípulos quienes les advirtieron que no dejarían de predicar porque les era necesario obedecer a Dios antes que a ellos.
La oración de los discípulos al ser puestos en libertad es un reto para nosotros. Pedían por valentía para seguir compartiendo, y por respaldo para hacer milagros y señales, para que el impacto fuera tan fuerte como lo que ya habían visto.
La comunión de los conversos era mayor cada vez y su corazón presto para atender las necesidades de los demás a costa de su comodidad era cosa fácil en un grupo en donde el amor era creciente.

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