Romanos 8.
La evidencia más clara de que estamos en Cristo es que andamos conforme al Espíritu. Esto como ya se dijo en el capítulo anterior no es una cosa fácil, pero Cristo lo hace posible. El saber que el resultado de andar en el Espíritu es vida mientras que el de andar conforme a la carne es muerte es un incentivo excelente. Pablo dice que si el Espíritu habita en nosotros no vivimos en las intenciones de nuestra carne. Al final se plantea como en todas esas luchas con la carne somos más que vencedores por medio del Señor que nos amó y de cuyo amor nada nos puede separar.
Romanos 9.
Esta breve introducción a explicar cómo es que gran parte del pueblo de Israel no alcanza las promesas por falta de fe nos hace pensar. Creo que a veces construimos un sistema de creencias como era la ley de los judíos y confiamos más en el Señor, debemos vivir convicciones impulsadas por la fe. Este capítulo prácticamente respalda que Dios escogió unos para ser salvos y otros para no ser salvos. Él no es injusto sino el dueño soberano de todo. Esta perspectiva en lugar de convertirse en un pretexto para vivir una fe pasiva creyendo que como quiera se salvara solo quién Dios haya decidido, debe ser un motor a vivir en las buenas obras para las que fuimos hecho. Debe hacernos pensar que privilegio tenemos de vivir en esta época en la que tenemos tanta gracia.
Romanos 10.
La aclaración acerca de la salvación debe ser vista en su justo contexto. Dios escoge, pero a veces ellos rechazan. Este capítulo parece mostrar como Dios escogió que las nuevas noticias fueran llevadas a todos los confines de la tierra, y como el que cree en Jesucristo resucitado y lo confiesa como Señor alcanza salvación si lo cree verdaderamente. Citas del antiguo testamente, principalmente de Isaías son mencionadas para confirmar esta promesa a todo aquel que invoque al Señor.
Romanos 11.
Dios siempre se ha mantenido un remanente en Israel Pero por el rechazo de ellos al pacto de fe en Jesucristo es que nosotros recibimos los beneficios de la fe. Se nos invita a no ser soberbios y a vivir un evangelio de tal forma que despertemos a celos a los judíos. Si ellos entran en el pacto se nos asegura que habrá una gran bendición, ya que en su rechazo hubo bendición y por lo tanto en que ellos crean vendrá aún más. Termina diciendo que todas las cosas son de él y por él y para el Señor.
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