Romanos 6.
La respuesta a la pregunta acerca de seguir pecando es no. La aclaración se debe a que dice que donde sobreabundo el pecado, sobreabunda la gracia. Cuando dice esto se refiere a que la ley puso de manifiesto mucho pecado. La invitación es a considerarnos muertos al pecado pero vivos para Dios, para la nueva vida que tiene para nosotros. El hecho de estar bajo la gracias significa que el pecado ya no tendrá poder sobre nosotros. Que nuestra tarea es que nuestros miembros sirvan a Dios. Que el pecado no reine en nuestros cuerpos ni obedezcamos a los malos deseos del mismo. El llamado es a ser siervos de la justicia con nuestros cuerpos. El provecho de ser libres del pecado es que ahora sirvamos a la justicia lo cual tiene como fin la vida eterna.
Romanos 7.
Nos explica como bajo la ley las pasiones pecaminosas nos actuaban en nuestros miembros produciendo muerte, pero que ahora muertos al dominio de la carne tenemos un pacto con Cristo que nos libera de la ley del pecado. Como un resultado del pecado en la naturaleza humana, la ley que es Espiritual se hace algo contra lo que lucho y el pecado se manifiesta y nos hace esclavos. Esta ley del pecado sigue en nuestros cuerpos luchando contra nuestra mente que quiere obedecer lo correcto. Por lo tanto hay una lucha constante.
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