sábado, febrero 05, 2011

Dios provee expiación. Levítico 16 y 17.



El día de la expiación era sumamente importante. Éste era el día que posponía todo juicio sobre el pueblo por su pecado. Pero para que esto se realizara de manera acepta a Dios debería ser purificado Aaron, los utensilios y el tabernáculo entero; y finalmente el pueblo. Todo esto se relata en el capítulo 16 de Levítico.
En el 17 se prohíbe todo sacrificio de sangre que no tiene la intención de entregarse a Dios. Además de que la sangre tiene el propósito exclusivo de expiar el pecado ante Dios, por lo tanto el hombre debe abstenerse de consumirla. La posibilidad de ser expiados es propia de la humanidad creada por Dios. En su amor él siempre ha provisto una forma de restituir nuestra relación con el pero solo en Jesucristo se encuentra el sacrificio perfecto que nos restaura totalmente a lo que siempre debió ser nuestra relación con Dios. Que honor y privilegio vivir estos tiempos donde tenemos acceso por medio de su sangre.

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