domingo, febrero 13, 2011

Lo que Dios se apresura a castigar. Números 9, 10, 11 y 12.

Números 9.

Ha transcurrido un año mas y Dios se hace cargo de recordarles a viva voz que deben celebrar la pascua. Destaca que Dios añade la obligatoriedad que tiene para todos y la opcionalidad que tiene para los que se han contaminado con muerto o están lejos. Los extranjeros pueden participar siempre y cuando no modifiquen ningún aspecto de la celebración. La nube que cubría el tabernáculo que ya se había mencionado en (Ex. 40.34-38) es descrita como el medio a través del cual Dios dirigía a Israel y le indicaba detenerse. No se movían si Dios no lo indicaba Que figura del deseo de Dios de que solo nos movamos bajo su dirección.

Números 10.

Las trompetas simbolizan el orden de Dios. La dirección de el y la consagración de toda acción del pueblo en adoración a su Señor. Después del largo tiempo frente al monte Sinaí la nube se mueve y los Israelitas empiezan a marchar.

Números 11.

Los israelitas pronto empiezan a murmurar porque añoran la carne y las comida en general que tenían en Egipto demostrando así, lo mal ubicadas que estaban las prioridades en sus corazones. ¿No importaba ahora en sus corazones la libertad que habían recibido? ¿era mas importante comer carne? ¿ Era mas importante la comodidad? Dios se enoja de tal manera que consume parte del campamento. Moisés también se molesta y después de su platica con Dios, El le concede tener la ayuda de otros lideres sobre quien sin excepción viene el Espíritu a reposar con poder.. Para dirigir un pueblo difícil se necesita el poder de Espíritu. Después de recibir carne deseada el furor de Dios viene sobre muchos de ellos con castigo una vez mas.

Números 12.

El que Moisés cometiera un error( haberse casado con una cusita, algunos eruditos dicen que en aquella época Madian podía también haber sido llamada Cus, al igual que la zona de Etiopia, y otros piensan que tomo una segunda esposa) no justifica a Aaron y María en su actitud rebelde. La murmuración es tan molesta a los oídos de Dios que el envía castigo rápida y personalmente. En dos capítulos vemos dos pecados que desatan el enojo de Dios. La queja y la rebeldía ante la autoridad. María se llena de lepra y no es sino hasta que Moisés ora por ella que es restaurada. ¿Cuántos leprosos espirituales no habrá entre nosotros? Muchos no serán sanados hasta que no se arrepientan o sean liberados a través de la oración de aquella autoridad en contra de la cual murmuraron.

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