Ezequiel 45.
Dios esta describiendo los alrededores de la ciudad como lugares que pertenecer a su príncipe, y este a la vez le corresponde ofrecer los sacrificios en las fiestas. Jesús es el príncipe de paz y el vino a ser el sacrificio perfecto.
Ezequiel 46.
Los sacrificios, del pueblo y del príncipe, así como la adoración congregacional no son quitados en esta visión de templo. Dios estaba revelando la forma en que deseaba que su pueblo se condujera. Es muy interesante ver el deseo de Dios de que sus lideres, en este caso su príncipe, no abuse del pueblo y ponga cargas excesivas.
Ezequiel 47.
Del centro de la adoración, y del lugar principal que utilizan para ofrecer sacrificios a Dios es de donde emana un río de bendición que sana toda agua sobre la tierra par que fructifique en abundancia. Y la visión no solo es prometedora en ese aspecto de la bendición espiritual. Va mas allá confirmando su promesa de a un pueblo a cerca de lo que había prometido mucho antes darle como posesión a su pueblo.
Ezequiel 48.
Una repartición idéntica en medidas es parte de la visión de Ezequiel. El pueblo viviendo alrededor del templo, y cada tribu teniendo su propia puerta para accesar al lugar de la presencia de Dios.
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