domingo, marzo 27, 2011

2 Samuel 11-14. Las consecuencias de descuidar nuestra santidad pueden ser terribles,

2 Samuel 11.
Esta historia ha sido muy analizada y estudiada. Solo mencionare lo que en esta ocasión resulto muy relevante para mí. David se quedo en su palacio en tiempo de guerra. En tiempo de trabajo el decidió quedarse sin trabajar y a estar “en su lecho”. No para buscar a Dios. En este contexto se para a pasear. Y ve la tentación, se queda ahí, y abusando de su poder y autoridad se lleva a la mujer casada a su cama. Lo demás es resultado de lo primero. LA mujer queda embarazada y el trata de cubrir el pecado haciendo que su esposo (Urias) duerma con ella. Este hombre era un hombre con un sentido muy alto de responsabilidad y respetuoso de Joab su jefe. Ante ello no se atreve a descansar mientras los demás están pelando. David opta por ponerlo de carne de cañón cometiendo así su segundo grave error. La palabra es clara en cuanto a que esto NO agrado a Dios. Debemos cuidar la forma en que administramos nuestro tiempo, y en segundo lugar es necesario saber enfrentar las consecuencias de nuestro pecado, no buscar taparlo cayendo en otro.
2 Samuel 12.
Natan viene a reprender de forma interesante a David. Le compara con una persona a quien le llega un “caminante” de visita. A David le llego el deseo, y al igual que en el ejemplo que Natan menciona el tenia con que saciarlo. Pero decirle saciarlo con la mujer de alguien más. David reconoce su falta y es altamente probable que en algún momento alrededor de este hecho escriba el salmo 51. Este salmo es un clamor de arrepentimiento y piedad. Dios lo perdona de inmediato al ver que su declaración “he pecado” va acompañada de verdadero arrepentimiento. Sin embargo las consecuencias se manifiestan. Su hijo producto de esa relación ilícita muere, pese a sus ruegos; años después uno de sus hijos tiene sexo con sus concubinas a la luz del día, y la espada está entre su familia casi por el resto de sus días. Dios promete siempre perdonarnos pero no promete siempre librarnos de las consecuencias de nuestro pecado.
2 Samuel 13.
Las tragedias en la familia de David no tardan en venir. Uno de sus hijos de nombre Amnón abuso sexualmente de su media hermana (también hija de David) Tamar. Para ello el joven lleva cabo un plan perverso asesorado por un amigo llamado Jonabad. David se enoja pero no confronta a su hijo, probablemente porque ha perdido la autoridad moral para hacerlo, o porque es débil para hacerlo. Después de esto Absalón que es hermano de Tamar se espera un tiempo y cobra venganza matando a Amnón. Ahora David tiene una hija deshonrada, un hijo muerto y uno más prófugo de la justicia.
2 Samuel 14.
Joab es un personaje importante en la vida de David. Es su general de ejércitos. Ha hecho cosas que desafían su autoridad un par de veces. Y ahora se empeña en traer de vuelta al carismático y bien parecido Absalón. Montando un melodrama de novela interpretado por una mujer le convence de dejar regresar a Absalón sin mayores consecuencias. No conforme Absalon decide que la disciplina de no ver al rey, y por lo tanto tener menos influencia política es inmerecida. Este muchacho hace lo que sea para seguir recibiendo ayuda de Joab para restaurar su antigua posición de príncipe, y finalmente lo logra. Una vez que David es convencido de recibir a Absalón lo besa. Manifestando así un perdón sin una consecuencia significativa por su homicidio calificado.

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