martes, marzo 01, 2011

Josué 1-4.

Josué 1.
El desafío al nuevo líder es grande. Toma al pueblo ya. Pasa este Jordán (primera gran prueba de fe) y entra a la tierra prometida (que está plagada de gigantes que hay que vencer). Hay grandes promesas, pero todas tienen que ser conquistadas por la fe. Lo que parece ser obvio que se requiere del nuevo líder es repetido por Dios. Son tres las veces que Dios dice a Josué que se esfuerce y sea valiente en una sola conversación. Y una vez más le es dicho por el pueblo que se esfuerce y sea valiente como condición para que reconozcan su liderazgo.
Josué 2.
Lo extraordinario de esta historia es mucho más lo concerniente a Rahab que al mismo pueblo de Israel. Esta mujer que era ramera cree en un Dios que no conoce y le teme. Por tanto se convierte en una de las personas de Hebreos 11. Que fe y que convicción para poner en riesgo su vida salvando a los hombres de Dios y velando por salvaguardar su propia familia.
Josué 3 y 4.
Josué da el primer gran paso de fe. Envía el arca por delante como a las instrucciones de Dios y ve el rio partirse en dos. Es muy interesante el énfasis en levantar un memorial que les hiciera transmitir de una generación a otra las virtudes y el amor de Dios para con ellos.
Josué 5.
Dios manifiesta su deseo de que el pueblo sin excusa cumpla su parte del pacto hecho con Abraham. Así todo el pueblo que por haber nacido en el camino del desierto no se había circuncidado cumple con este mandamiento. Era tan importante que empezaran bien que Dios también les muestra a Josué como llevar cabo la pascua justo antes de iniciar las conquistas. Después de llevar a cabo estas dos cosas, Dios mismo como ángel se presenta ante Josué. La espada desenvainada es una señal de que viene manifestarse a favor de ellos como Dios de guerra. Que escena más maravillosa.

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