Deuteronomio 27.
Dos acciones muy importantes son llevadas a cabo aquí. Una es la de Dios que ordena a su pueblo escribir en piedras los mandamientos de Dios y obedecerlos. La segunda es declarar maldiciones sobre el pueblo que desobedezca, sobre cada uno de los que rompan con toda premeditación ciertas partes de la ley. Estas acciones hacen testigo al mismo pueblo de que sus decisiones les traerán maldición o bendición.
Deuteronomio 28. Dios pone delante de su pueblo la maldición y la bendición. Si obedecen sus mandamientos recibirán una serie de bendiciones que incluyen abundancia económica, así como salud y victoria en cada aspecto de la vida. Por otro lado la lista de maldiciones es aun mayor e incluye cosas un tanto inesperadas como que aquel que desobedezca los mandamientos se casara con mujer y otro se acostara con ella o como la locura, o el que la situación de hambre en algún momento hará que entre ellos se encuentre quien se coma a sus hijos.
Deuteronomio 29.
Dios hace pacto con esta nueva generación Israelita. Después de haberles recordado todo por lo que sus padres y ellos pasaron, y de donde Dios los rescato, el Señor hace un pacto con ellos. En este pacto Dios les aclara que las naciones conquistadas serán echadas de ahí por determinación de Él. Y El ha determinado hacerlo así por causa de sus idolatran y muchas abominaciones.
Deuteronomio 30.
Desde el momento mismo en que Dios les dice lo que ocurrirá si practican las cosas que a el le ofenden, ofrece una alternativa, una oportunidad que refleja su misericordia. Que se arrepientan y le busquen de todo corazón nuevamente. Tienen que CONVERTIRSE a él y OBEDECERLE. Para ver su restauración hecha y ver a sus enemigos derrotados. El pacto es sellado con esta muestra de su amor y con la promesa de que EL SEÑOR ES VIDA.
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