Josué 22.
Dios ha sido claro acerca de los altares fuera del lugar que el escogió para ello. Por eso los Israelitas deciden venir en contra de las dos tribus y media que levantaron uno. La prudencia para este caso es una enseñanza para todos nosotros. Una comitiva de autoridades vienen a hablar con las tribus que levantaron el altar. Después de preguntar logran entender que este era un altar con una función de monumento, de memorial, no para sacrificios. EL asunto se resuelve pero queda como memoria tanto de un pueblo celoso de los principios de Dios como sabio para tratar asuntos delicados.
Josue 23.
Esté capítulo constituye una exhortación final al pueblo, antes de morir. Es corta pero precisa. Conquistar lo que hace falta. Eliminar a los pueblos que deben derrotar para poseer su tierra. Honrar a Dios y obedecerle. No mezclarse con las mujeres de las tierras conquistadas y: “Guardad, pues, con diligencia vuestras almas, para que améis a Jehová vuestro Dios.” Estas cosas son la única garantía de éxito futuro. De no obedecer tales instrucciones se les asegura que pronto perderán todo lo que han perdido.
Josué 24.
Este es el discurso final de Josué al pueblo. Lo mas asombroso es que antes de morir se preocupa por que cada persona tenga una decisión clara. Servir a Dios o a los otros dioses. El énfasis esta en lo que Dios ha hecho por ellos y como el quiere sus vidas con entereza. No aceptara que tengan otros objetos de adoración aparte de el. Es mejor que nos decidamos ahora Jehová o los Ídolos. Josué es claro: “ Mi casa y yo serviremos a Jehová” . Y si ustedes lo quieren servir deben deshacerse de esas imágenes que tienen. Josué hace testigos de su decisión al pueblo y a una piedra que les servirá por señal. Después de estas cosas Josué y Eleazar mueren.
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