Mateo 14.
Juan el bautista es decapitado como resultado de una mujer que con seducción convence a Herodes quien no se había hasta entonces atrevido a matarlo. Después de eso cuando Herodes sabe de Jesús piensa que es Juan el bautista que ha resucitado. Jesús no había terminado su ministerio así que se va de aquella región y es seguido por multitudes. El ya había dado su mensaje a muchos de esas multitudes, pero su compasión lo mueve a atender y sanar a las multitudes. Es entonces cuando el milagro de multiplicación de panes y peces es llevado a cabo. El Señor vuelve a manifestar su poder como el mesías cuando camina sobre las aguas, y ensena por medio de la fe a Pedro como hacerlo, quien a su vez cae cuando dudo. Además calmo la tempestad y llego al otro lado donde muchos fueron sanados con solo tocar su manto. El poder de Jesús es una manifestación de quien era El.
Mateo 15.
Se nos describe como ciertos religiosos cuestionan la ausencia de ciertas costumbres promovidas por los líderes religiosos de la época. Jesús contesta que son mandamientos de hombres y que no tienen mayor importancia, aprovecha la ocasión para ensenar que lo que el hombre come no hace daño en comparación con lo que dice y otros escuchan, porque sale del corazón, mismo que es el origen de las malas conductas y pecados.
Se podría decir que la fe y la persistencia de una mujer cananea nos ensenan a cambiar el rumbo de lo determinado para cierto tiempo específico, Jesús le concede la sanidad por ambas cualidades.
Las sanidades y las enseñanzas de Jesús atraían a las multitudes, y una vez más un grupo enorme de gente había permanecido con el más tiempo del esperado y tenían necesidad de comer. Jesús hizo un milagro que no ha sido repetido por ningún seguidor suyo y que el hizo dos veces: Multiplico ahora 7 peces y unos cuantos panes en suficiente para 4000 hombres sin contar mujeres y nonos. El evangelio de Jesús es de poder.
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