domingo, octubre 09, 2011

Mateo 26-28.

Mateo 26.
Jesús predijo muchas veces l forma en que había de morir. Esta vez les esta diciendo a los discípulos varias veces en un periodo corto de tempo porque ya está cerca. Una mujer le derrama un perfume costoso y Jesús detiene el juicio contra ella por no haberlo vendido para ayudar a los pobres Jesús entendía los tiempos y las prioridades. Judas negocia para entregar a Jesús y esa misma noche Jesús le hace a conocer a Judas que sabía lo que había hecho. Judas no se arrepiente. La Santa cena es instituida como memoria del nuevo pacto que Jesús llevaría a cabo. Jesús se preparo para el momento difícil en oración, y advirtió que sería abandonado en los días por venir, pese a las promesas que hacían de no hacerlo. En este momento Jesús es abofeteado y escupido por los religiosos más prolíferos de su nación, o al menos más representativos. Mientras que sus amigos huyen y Pedro le niega hasta con maldición.
Mateo 27.
Jesús es llevado ante el procurados Pilatos, de la acción de este último se derivan frases y opresiones muy conocidas. El no toma su autoridad y les deja a los escribas y fariseos llevar a Jesús s la cruz con la ayuda de soldados romanos que se burlaban, golpeaban y hacían abuso de Jesús. Jesús siempre callado cumplió la palabra de ir como cordero al matadero. Para asombro de todos resucito al tercer día. Los intentos de cuidar el cuerpo no sirvieron de nada ante Jesús resucitado y poderoso. Este es el Jesús que conocemos los creyentes de Hoy.
Mateo 28.
Jesús tiene compañía de ángeles poderosos en su resurrección. Aparece a unas mujeres primero y les recuerda que es en Galilea donde se deben de reunir todos. Los soldados de la guardia vieron a los ángeles y sintieron el temblor que abrió la tumba, huyeron y contaron a los religiosos. Los enemigos de Jesús les pagaron una gran suma por decir que los discípulos habían robado el cuerpo de Jesús lo cual era imposible. Jesús se despide con estas palabras:
“Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.[j]
19 Por tanto, id y haced discípulos[k] a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del[l] Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
20 y enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado. Y yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo».
Amen.”

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